Entre la agonía de vivir y la dicha de morir

Todos contemplamos nuestras raíces, mientras nuestras pétalos se marchitan. Sólo nosotros sabemos la verdad de lo doloroso de vivir, lo mismo de siempre.
Tocamos el timbre esperando que nos abran la puerta, pero al notar que no nos abrirán, entramos por la ventana trasera. 
La vida se hace más vieja, y con ello los sentidos se ponen más torpes. Mientras que la muerte sólo declara descanso al más justo.
Bajo tormentas el amor se enfría bajo ilusiones que nunca llegaron a ser, nunca llegaron a tocar el cielo.
La muerte sólo tiene 3 intentos para llevarme, bajo el frío acero de su espada. Llenarme de mentiras en la cabeza y decir aquello que traté de ocultar hace mucho. Sólo desear ser una estrella más del cielo enorme. Ser la roca que se refrescan con los chorros de los ríos.
La muerte sólo tiene 2 intentos para llevarme, con sus garras putrefactas, llenas de odio y rencor.
Que mi madre nunca falte y que mi padre sepa que es la gloria, que mis hermanos conozcan la felicidad y mis pies el camino correcto.
Más la muerte se llevó todo, bajo mi desesperación de buscar una esperanza que tal vez nunca llegue. Me arrebató todo lo que quería.
Muerte, ¿Acaso es tan importante mi alma para que te la lleves? 
Muerte, ¿Acaso no sabes de piedad y amor?
Eres una muy mala persona, pues todo lo que yo quería se fué, incluso la esperanza está moribunda a mis pies.
Pues, algunos dicen que las grietas de una vasija las hace más valiosa, otros que su valor se perdió.
Pero, ¿Es necesario ponerle valor a todo? 
Cuando todos valemos algo por la vida.
La muerte sólo tiene 1 intento para llevarme.
Sabe cuándo respiro, cuando pienso. No hay ninguna criatura que no sea condenada a un aviso horrendo, la de morir algún día.
La muerte da descanso, más deja melancolía por los pasillos rojos del corazón. Lo retuerce de dolor, hasta algún día quizás, morir de pena.
Oh, muerte. 
Que no te cansas de darme consuelo con tus palabras grises.
Oh, vida.
Nunca sabremos porque tienes que irte.
Oh, ser humano.
Que tienes que aguantar los golpes de la vida y escapar de las fauces de la muerte.
Yo no puedo escapar. Estando en una pieza solitaria supe que estaba condenado a muerte.
Más me hacía la pregunta de dónde estaría la vida.
¿Huyó? ¿Murió? ¿O el miedo la hizo esconderse?
No importa como se dieron las cosas, nosotros estamos agradecidos de tener a la vida, cubierta de esperanzas por un nuevo amanecer.
Pero la muerte tiene planes malévolos en cuánto cosechar su siembra. 
Escapar no es mi destino, manejado cómo un títere por él público.
Esperanza, dile a la vida que vuelva a su rumbo.
Que vuelva a su rumbo a casa, donde siempre estuve esperando.
Hasta volver a encontrarnos.

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